Biografías

Luis Fernández y su camino del barrio al Senado

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Tiene 46 años, es padre de uno, consultor político y desde el 18 de mayo de 2015 ocupa un lugar en la bancada del PRD en el Senado de la República.
Luis Fernández y su camino del barrio al Senado
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Luis Humberto Fernández Fuentes nació el 24 de julio de 1970.

En Luis Humberto Fernández Fuentes sigue existiendo parte del espíritu de ese niño que nació en el Distrito Federal de los años 70, meses antes de que el priista Luis Echeverría Álvarez (quien gobernó de 1970 a 1976) fuera electo presidente de la República Mexicana. 

En aquellos años, que serán recordados por haber significado una década llena de cambios políticos y sociales, y dos años después de la matanza estudiantil de 1968, Enrique Fernández Ascarte y Guadalupe Fuentes de la Rosa trajeron al mundo a Luis Humberto, el primero de los dos descendientes de su matrimonio, el cual que tuvo sus inicios cuando una amiga en común había hecho las de cupido al presentarlos en una fiesta. Un año después del nacimiento de su primogénito, es decir en 1971, la familia dio la bienvenida a su segunda hija, Claudia.

La muerte, una lección aprendida

El 24 de julio de 1970 fue la fecha en el calendario que marcó el inicio de la vida del pequeño Luis Humberto, quien antes de tener conciencia de la vida misma, con tan solo tres cumpleaños celebrados, tuvo que entender el significado de la palabra muerte, cuando su padre, Enrique Fernández, de entonces 44 años, falleció de un infarto fulminante mientras conducía de su casa en la colonia Progreso Nacional hacia el taller de fundición que tenía en el municipio de Huixquilucan, en el Estado de México. Ese suceso cambió el destino del hoy senador, quien realmente conoció a su padre a través de las historias de su familia, que hasta la fecha lo recuerdan como un hombre responsable, un padre muy cariñoso y trabajador.

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El padre de Luis Humberto murió cuando el pequeño tenía 3 años.

 

Tras el deceso de su esposo y con dos hijos pequeños, Guadalupe Fuentes, que Luisdesde siempre practicó el catolicismo, se encomendó a Dios y dejó su labor como ama de casa para hacerse cargo del taller de fundición que había heredado del padre de sus hijos. Y siguió con su nueva vida al lado de Luis Humberto y su hermana, a quienes inscribió en el colegio Tepeyac y el Mercedes, respectivamente. En esta última escuela de la delegación Gustavo A. Madero fue donde comenzó la instrucción preescolar de Luis y continuó hasta la preparatoria. El pequeño, todos los días a las 7:30 de la mañana esperaba afuera de su casa, al norte de la Ciudad de México, para subir al autobús escolar. Tras volver a casa disfrutaba de uno de los mayores placeres que tenía en aquel tiempo, comer la comida que preparaba su madre, de quien hoy en día sigue degustando las albóndigas de carne que en aquel entonces le preparaba.

Según los recuerdos de familia, luego de hacer la tarea Luis se acomodaba en la sala de su casa, sintonizaba el canal cinco de la televisión y disfrutaba de algunos de los programas de la productora Hanna Barbera que se volvieron íconos de la cultura popular, como Don Gato, The Huckleberry Hound, Tiro Loco McGraw, Jonny Quest, Los Supersónicos y Los Picapiedra. La infancia de Luis Humberto transcurrió entre la escuela, los juegos y su familia, a quien él describe como muy unida, pues recuerda que en la casa donde vivían él, su hermana y su madre, siempre había visitas de los tíos, primos y amigos, así como reuniones para celebrar las festividades navideñas y fechas especiales.

  

De Tepito a la Política

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Luis Humberto y Claudia Fernández.

A finales de los 80, cuando Luis Humberto ya se había convertido en un adolescente de 16 años y estudiaba la preparatoria, los cambios en la política económica del sexenio de Miguel de la Madrid (presidente de 1982 a 1988), afectaron a varios sectores industriales y prácticamente se cerraron casi todos los talleres de fundición como el que mantenía a los Fernández Fuentes. Este hecho provocó que se redirigiera el camino del único hombre en la casa, quien probó suerte en la industria de las ventas con un compañero del Tepeyac, cuya familia tenía una maquiladora. Así empezaron a comercializar camisas en los tianguis de la delegación Gustavo A. Madero, los fines de semana. Luis ganaba 200 pesos por ambos días. La venta de las camisas lo llevó al barrio de Tepito, en el corazón de la ahora Ciudad de México, y ahí hizo prácticamente de todo. Trabajó como “diablero” y después vendiendo diversos tipos de productos, al tiempo que comenzaba con sus pininos en el amor, pues a sus 17 años, con un estilo rockero con pelo largo de aquellos años en los que Kiss, Pinkfloyd y The Police sonaban con fuerza en la radio, empezó a salir con chicas a quienes conocía en los bailes de la colonia Progreso Nacional. Pero ninguna relación trascendió.

La educación superior fue la etapa que transformó la vida de Luis Humberto. Cuando ingresó a la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), para estudiar la carrera de Derecho, comenzó a leer artículos y textos históricos que despertaron sus inquietudes por entender el funcionamiento de la política mexicana. Entre “La Marcha de los Tontos” y “Un espejo legal” Humberto decidió a qué se quería dedicar todos los días de su vida.

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Al obtener su título universitario Luis Humberto hizo su arribo en el Instituto Nacional de Administración Pública (INAP) para estudiar la maestría en Administración Pública. Cuando estaba por terminarla se afilió al Frente Juvenil del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y, a sus 18 años de edad, obtuvo su primer trabajo en un programa de radio de los jóvenes del PRI donde hablaba sobre los temas políticos permitidos en aquel 1988. En su primer trabajo formal, Luis recibía 500 pesos mensuales de los cuales ahorró los suficiente para comprarse su primer coche, un Volkswagen usado que le duró poco tiempo, pues luego de dos años al aire, consiguió una beca para estudiar un diplomado en la Universidad Complutense de Madrid y, como no incluía los boletos de avión, tuvo que vender su “vocho” y se fue a territorio europeo por poco más de tres meses.

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Luego de su regreso a México, el joven de entonces 20 años de edad, acudió al Comité Ejecutivo Nacional del PRI donde le dieron un trabajo en el área de elecciones, poco tiempo antes de que comenzara la campaña de Luis Donaldo Colosio Murrieta a las elecciones presidenciales de 1994. Tras el asesinato del candidato priista perpetrado el 24 de marzo de ese año, durante un evento proselitista, Luis Humberto participó en la campaña de Ernesto Zedillo Ponce de León y, tras su triunfo, ingresó al área jurídica de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos. Al paso de dos años Fernández Fuentes regresó al Revolucionario Institucional. Después de un breve lapso, tras la invitación de su amigo Gustavo Casillas, se fue a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público que en ese tiempo estaba bajo el mando de José Ángel Gurría.

Con el cambio de milenio y la histórica llegada del Partido Acción Nacional (PAN) a la Presidencia de México, Luis Humberto conoció a Vicente Fox cuando su amigo, Alfonso Durazo, que era el secretario particular de Fox –y a quien había conocido cuando ambos trabajaban en la campaña del finado Luis Donaldo Colosio– lo invitó a trabajar con el presidente y lo nombraron Director de Prospectiva y Proyectos Especiales en la Presidencia de la República.

 

Es el turno para el amor

Mientras transcurrían los primeros años del gobierno panista, en una de las reuniones familiares que se acostumbran en la familia Fernández Fuentes, Luis Humberto, de entonces 32 años, conoció a la mujer que elegiría como su compañera de vida. Durante la fiesta fue presentado por su primo con una amiga de éste llamada Angélica Legorreta. Desde esa noche Luis y Angélica comenzaron a salir y, como ella vivía en la ciudad de San Juan del Río en Querétaro, Luis Humberto viajaba todos los fines de semana para verla. Así fue durante un año, hasta que decidieron dar el siguiente paso de su relación y, en medio del salón de fiestas donde festejaban el cumpleaños de ella, la sorprendió poniéndole el anillo de compromiso en la copa de champagne.

El 29 de enero de 2005 Luis y Angélica contrajeron matrimonio en territorio queretano: en la iglesia de San Juan del Río. Se fueron de luna de miel a Miami. Ya convertidos en marido y mujer, los Fernández Legorreta se instalaron en un departamento de la colonia Roma y el 12 de marzo de 2006 nació el primer heredero, Luis Humberto. Al tiempo, Luis renunció a su trabajo en la Presidencia y abrió una consultoría de asuntos políticos. En ese camino se encontró con el político Manuel Camacho Solís y junto con él comenzaron a hacer consultorías. El propio Camacho fue quien invitó a Luis Humberto a unirse a las filas del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y coordinar la campaña presidencial de 2006 de Andrés Manuel López Obrador, en algunos estados del centro norte del país. Tras la polémica derrota de AMLO, Luis volvió a la consultoría y Camacho le ofreció montar un despacho juntos, desde donde apoyaron las campañas de 2009 en Guerrero, Estado de México y la ahora Ciudad de México de Miguel Ángel Mancera.

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En 2012 Manuel Camacho Solís rindió protesta como senador de la República con su amigo Luis Humberto Fernández Fuentes como su suplente. Nadie alcanzó a vaticinar lo que depararía el futuro. El ex candidato presidencial falleció el 5 de junio de 2015 luego de perder la batalla contra el cáncer cerebral, por lo que Luis Humberto, tras despedir con lágrimas a Camacho, asumió el cargo el 18 de junio de ese mismo año para completar la labor que había iniciado junto al político, al socio y al amigo.