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«Sí, me gustaría ser Presidente»: Pablo Escudero

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Con motivo de su cumpleaños 42, retomamos un entrevista donde el senador confiesa sus aspiraciones políticas y revela a qué políticos de izquierda admira.
«Sí, me gustaría ser Presidente»: Pablo Escudero

*Entrevista realizada en julio de 2013.

Casado y con dos hijas, el político ecologista nos cuenta — frente a un carpaccio de pulpo en L’Osteria del Becco — cómo le hizo para que lo dejaran de presentar como «el yerno de Manlio Fabio» y, ya entrados en confianza, nos revela si don Beltrones se parece tanto como se dice a don Corleone, de la mítica película El Padrino.

 

Pablo Escudero

El carpaccio de pulpo está en los imprescindibles de Pablo Escudero  / FOTO: @Pabloescuderom.

 

 

¿Te gusta el cine? 

No tengo suficiente tiempo para ir todas las veces que quisiera, así que sólo veo series de vez en cuando. 

 

Entonces habrás visto en Netflix la serie House of Cards. 

No, caray.

 

Pues todo mundo dice que podría estar inspirada en la vida de tu suegro, Manlio Fabio Beltrones. 

La verdad ni había escuchado de esa serie. 

 

Supongo que la película El Padrino sí la has visto. 

Ésa sí, claro. 

 

¿En qué se parece don Beltrones a don Corleone? 

¡N’ombre, en nada! [suelta las carcajadas].

 

¿Qué sabes de Manlio Fabio que no sepamos todos nosotros? 

Que siendo el político más experimentado del país y teniendo esa dureza que refleja hacia fuera, también pasa el tiempo en el jardín, dando maromas en el pasto con sus nietas o metido en una casita jugando a las muñecas con mis hijas.

 

Como político, ¿te sientes eclipsado por la imagen de tu suegro? 

Sí es un tema, pero he aprendido a sobrevivir y a trabajar el doble. Desde luego que veo, leo y recibo comentarios como: «Este senador está ahí porque lo puso su suegro», pero esas cosas ya no me afectan. Imagínate, andaría todo el día con el hígado entripado.

 

¿Te presentan como Pablo Escudero o como el yerno de Manlio? 

Al principio, cuando entré a la Cámara de Diputados, como el yerno de Manlio. Pero con el tiempo me gané el respeto de la gente poniendo la agenda en el Congreso del Bicentenario, la Estela de Luz y sobre todo, la rendición de cuentas.

 

¿Entonces te llevó tres años ganarte un nombre propio? 

En la política sí.

 

¿Qué te aconseja el diputado Beltrones? 

Me aconseja lo que me aconsejaría cualquier papá. Él es muy serio en el trabajo. La verdad es que, por más que seas o no seas pariente de alguien, el desempeño propio está puesto sobre la mesa.

 

¿Qué prefieres: dinero o poder? 

El poder… pero el poder para poder servir. ¿Por qué repiten esa frase hecha todos los políticos de este país? Es que sin eso, el poder no es poder.

Pablo Escudero

L’Osteria del Becco está localizado en Goldsmith 103, colonia Polanco.

 

 

¿Me estás dorando la píldora?

No quisiera ser soberbio, porque los políticos solemos ser soberbios, pero si yo quisiera dinero,  hubiera puesto una consultoría y ganaría cinco veces más de lo que gano como senador.

 

¿Cuánto ganas al mes? 

Como diputado ganaba 110 mil pesos y como senador estoy ganando 124 mil pesos.

 

¿A poco te alcanza con tan poquito?

¡Sí, por supuesto! es una muy buena cantidad de dinero.

 

¿Pues cómo le haces? Porque los zapatos con suela roja que se compra tu esposa (Sylvana Beltrones) cuestan un riñón.

En eso tienes toda la razón, pero, afortunadamente, todavía me alcanza.

 

Además de tus ingresos, ¿qué diferencia percibes entre la Cámara de Senadores y la de Diputados?

El nivel de debate y de gente. Es superior en el Senado. La experiencia también influye. La mayoría de los senadores ya fueron gobernadores o van a ser gobernadores.

 

Como es tu caso, que ya te destapaste para la jefatura de Gobierno del DF. 

Hay que ir levantando la mano. ¿Por qué no? A mí apúntenme para cuando llegue el momento.

 

¿Ya tienes preparado el traje y la corbata que te vas a poner ese día?

No ahorita ando más preocupado por la dinámica del Senado. 

 

¿Cuáles crees que son los principales problemas de la ciudad de México? 

La seguridad, el DF está plagado de narcomenudeo; el tema de la movilidad es muy grave. Uno se tarda más de una hora y media para ir de Sur a Norte, y también hablo del transporte público. La gente no puede pasar en el metro tres horas diarias de su vida… 

 

¿A poco conoces el metro? 

Sí, por supuesto.

 

¿Cuánto cuesta el boleto? 

Tres pesos. 

 

¿Y has sentido los arrimones que le dan a uno en las horas pico? 

¡Sí, caray, cuando está llena la estación! [se sonroja con la respuesta]. Las horas pico son terribles. Es muy buena la iniciativa de los vagones exclusivos para las mujeres.

 

Dice la cantante Alaska que «no hay que conocer a los ídolos porque luego uno se desencanta». ¿Quién es tu ejemplo a seguir en la política?

Nadie. No tengo ídolos políticos.

 

¿Ni siquiera a nivel internacional? ¿De verdad no te gustaría ser como el italiano Silvio Berlusconi? 

Sí, ¿verdad? Parece que tiene buen gusto. A la mera hora todos somos humanos con defectos y virtudes.

 

¿Hay políticos de la izquierda mexicana que merezcan tu admiración?

El ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano me parece uno de ellos. Hay personas que estimo como a Guadalupe Acosta Naranjo; con Alejandro Encinas tengo una estupenda relación, así como con el senador Zoé Robledo. Tengo amigos en todos lados.

 

Recuerdo que el ex presidente Carlos Salinas de Gortari estuvo en tu boda.

Yo le mandé la invitación porque tengo una relación con él por mi familia: mis papás eran muy amigos de los Gerard, que son los papás de Ana Paula, la (segunda) esposa de Carlos Salinas. Hasta que yo trabajé en el gobierno conocí al ex presidente Salinas y a partir de ahí tengo una relación con él.

 

¿Le dijiste: «Charlie, jálate para mi boda»? 

La verdad soy muy institucional, a todos les hablo de usted. A todos los de 50 años para arriba les hablo de usted. 

 

¿Aunque no te merezcan ningún respeto?

No es un tema de ellos, es un tema mío. Yo estudié Derecho en la Anáhuac y, de lo anticuado que soy, me llamaba mucho la atención que los alumnos le hablaran de tú a los maestros. No me siento a gusto hablándoles de tú a las personas mayores.

 

Tienes dos hijas: Sylvana y Roberta. ¿Te gustaría que se casaran con políticos?

Si ellas quieren, sí. 

 

¿Darías el visto bueno de que tus hijas se dediquen a la política? 

Me gustaría, pero sin presionarlas. Es muy curioso, porque si el hijo del dentista se dedica a ser dentista es normal; si el hijo del político se dedica a la política, ahí sí, todo el mundo salta. 

 

¿Te gustaría ser presidente de México? 

Sí, sí me gustaría ser Presidente. Yo creo que a todos los que estamos en política nos gustaría. 

 

¿Y te ves en la boleta electoral al lado de tu suegro Beltrones?

No lo había pensado, pero estaría muy bueno. 

 

Este año llegas a los 40. Hay que hacer la primera consulta con el proctólogo. ¿Te estás preparando psicológicamente?

En el tema de salud no hay espacio para los prejuicios. El tema del cáncer es tan delicado, y lo hemos vivido tan de cerca en la familia y a través de la Fundación Beatriz Beltrones A.C., que no tenemos tiempo para tabús. 

 

Ahora que están tan de moda los romances de los políticos y las actrices, si no estuvieras casado, ¿a quién te estarías cenando?

A nadie. Una de las cosas que me gusta de mi esposa es poder platicar de política y que a los dos nos apasione. A mí me daría mucha flojera platicar de telenovelas con mi pareja.

 

Presiento que estás siendo políticamente correcto. 

Es en serio, si no estuviera casado quizás andaría con alguna intelectual, pero ahora que lo pienso no se me viene ningún nombre a la cabeza. 

 

Pues a la escritora Guadalupe Loaeza le gusta mucho la política. 

Sería una relación muy difícil ya que, como te lo mencioné, le tendría que hablar todo el tiempo de usted.