Gabriela Cuevas

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La senadora del Partido Acción Nacional en el restaurante Rosseta.
Gabriela Cuevas

*Entrevista realizada en diciembre de 2013.

De esta mujer se podrán decir muchas cosas, pero al menos una de ellas es cierta: no es una monja. La senadora del Partido Acción Nacional —quien desde primaria hasta preparatoria asistió a un colegio de religiosas— se suelta el pelo en el restaurante Rosetta y, con el crudo de atún como testigo, nos revela qué tanto ha visto porno, así como su experiencia al haber leído 50 sombras de Grey. A sus 34 años, la ex delegada en Miguel Hidalgo no está casada, por lo que no descarta la posibilidad de convertirse en madre soltera. Eso sí, con la ayuda de un buen amigo.

 

Gabriela Cuevas

Con el crudo de atún durante la cena, Gabriela se confiesa / FOTO: @GabyCuevas.

 

¿Cómo le hiciste para sobrevivir a la crisis de los 30? 
No soy una persona que se deprima, pero sí me afectó. No quería ni festejar. 

¿Te salió la primera cana o ya venía desde antes? 
¡Desde mucho antes! Soy de canas por herencia de la familia. 

Supongo que ésos sí son golpes emocionales. 
No estamos para tantas confesiones, pero las canas llevan en mi vida muchos años. Tendré buena piel, pero también las canas son resistentes. 

¿Qué pasó por tu cabeza tras convertirte en señora de las tres décadas?
La llegada a mis 30 fue de reflexión, de entender que ya había que tomar decisiones en la vida, y una muy importante es la del matrimonio y los hijos. 

A la prensa del corazón parece inquietarle que todavía no te cases. 
Pues sí, pero definitivamente son de las decisiones que uno no puede tomar con prisas. Eso sí requiere convicción. Y como no tengo novio sigo con el corazón abierto esperando encontrar al príncipe azul. 

¿Sí eres así, muy «mochilas»? 
Soy cero mocha. Estoy convencida de que sí hay valores de verdad, sí hay cosas importantes, pero la religión es una elección personal. 

¿Has leído el libro 50 sombras de Grey
Sí, y la verdad no me encantó. No por mocha, o no lo hubiera leído, pero de entrada la parte literaria me parece malísima. 

¿Qué opinión te merece la forma en la que se presenta a la mujer en esta historia? 
Cada quien se echa sus brincos como mejor le parece. La protagonista no se la pasa tan mal, pero las otras chavas aparentemente sufrían mucho. Ahí el criterio debe ser en función de qué tanto tomas las decisiones sobre ti mismo sin afectar a terceros. Considero que ése es el límite, más allá de cómo le guste a cada quién el sexo. 

¿Alguna vez has visto una película porno? 
No se me da eso del porno, mi lado kinky no está desarrollado. Lo más heavy que he hecho fue leer 50 sombras de Grey

Ahora que está de moda, ¿se te antoja cougarear
Nunca he salido con alguien menor que yo. No sé si lo haría. En la vida uno no puede decir: «De esa agua no beberé». 

¿Y te aventarías a ser madre soltera? 
Sin duda alguna. Siempre existe la opción de un buen amigo, ¿no? Estoy convencida de que puede haber miles de posibilidades. Sin embargo, esto de los bancos de esperma no me encanta. La adopción podría considerarla, pero combinando uno mío y uno adoptado. No me quiero perder la experiencia de ser mamá. 

Los que saben dicen que eres una mujer con muchos pantalones. 
Tengo un carácter fuerte. Sí, soy una mujer de fortaleza. 

¿Así naciste o las circunstancias te han orillado a ser así? 
Por algo uno tiene el corazón hasta adentro del pecho. No se puede ir exponiéndolo ni en el cuerpo ni en la vida. Desde luego que se debe aprender a discernir dónde colocar los sentimientos y dónde aprender a cuidarse, pero definitivamente la política no es un lugar para traer el corazón expuesto. 

 

Gabriela Cuevas

El Rosseta está ubicado en Colima 166, en la colonia Roma Norte / FOTO: twitter.com

 

Estuvo más rudo que cursi tu paso como jefa delegacional en Miguel Hidalgo, ¿no? 
Ha sido la etapa más difícil de mi carrera. Si me portara mal en esta vida y me fuera al infierno, sería delegada toda la eternidad. Esos años [de 2006 a 2009] fueron de mucho desgaste porque la mala relación con Marcelo Ebrard —entonces jefe de gobierno del DF— hacía que todos y cada uno de los días hubiera una piedrita en el zapato. 

¿Por qué los políticos siempre creen que el mundo está contra ellos?
 No, fíjate que no. También hubo otra parte de mucha humildad. Ésa sí tuve que aprenderla por la buena y por la mala debido a que había reclamos que eran justificados y era necesario decirle a la gente: «Usted disculpe». 

Recuerdo que uno de los escándalos de esa administración fue la clausura del restaurante Águila y Sol de la chef Martha Ortiz Chapa. 
Cuando se está en la política hay que tener conciencia de las consecuencias que acarrean las decisiones que se toman. Yo creo que Martha tiene una cocina espectacular, pero mi chamba no era hacer cumplir la ley en función de la comida. 

¿Exactamente por qué cerraste el restaurante? 
Porque Águila y Sol no tenía los suficientes cajones de estacionamiento para los metros cuadrados del lugar. Hablé con Martha, hay testigos de esa reunión en la que se le dijo: «Si haces tu restaurante un poquito más chico ya te quedan los metros cuadrados que marca la ley». No quiso. 

¿Se te antojaba ser jefa de gobierno del Distrito Federal? 
Tenía muchas ganas de ocupar la jefatura de Gobierno pero cambiaron las reglas en el PAN. En lugar de hacer una elección con militantes, fue una designación de candidatura y designaron a la activista Isabel Miranda de Wallace. 

¿Te faltó alguna tragedia en tu vida para poder llegar a esa candidatura? 
No. Hubieron muchas cosas. Para mí todavía puede haber otros tiempos y a veces las coyunturas tienen mucho que decir, pero yo sí quiero gobernar la ciudad de México. 

Esperanza Aguirre, la única mujer que ha presidido el Senado en España, alguna vez dijo que el político tiene que demostrar que no se enriquece haciendo política. 
Considero que es bien difícil demostrarlo. Yo no he encontrado la forma. Aclaro: ¡jamás me he robado un peso! Me considero una persona honestisisísima. Soy de las que creen en blancos y negros pero por el solo hecho de estar en la política la gente cree que eres un ladrón. Tenemos esa mala fama los políticos en México. 

¿Y por qué sigues en la política si tienen ésa y otras malas famas? 
No sé si lo seguiré haciendo cuando tenga hijos. No me gustaría que a ellos les dijeran algo así cuando jamás me he metido un peso. Cuando te incluyen en el montón de los ladrones da coraje. 

¿Cómo le vas a hacer para que ese pasado no perjudique a tus hijos? 
El pasado ahí está. Es con lo que hay que lidiar. La gran ventaja es que yo tengo mis declaraciones patrimoniales. En el momento en el que me quieran auditar no tengo bronca. Pero esa parte de que todos los políticos son ladrones es como pensar que todos los médicos son irresponsables porque hay uno que lo fue. Son juicios muy injustos. 

¿En la época en que Andrés Manuel López Obrador fue alcalde capitalino pensaste en «tirar la toalla»? 
Fue una época bien emocionante. La verdad es que aprendí mucho de Andrés Manuel en el sentido de que en la política tienes que buscar adversarios, amigos y aliados. 

Nos queda claro que lo elegiste de adversario. ¿Qué fue lo que más te dejó el Peje? 
Vicente Fox y Andrés Manuel son de los políticos con un sentido de la comunicación brutal. Entienden muy bien al electorado, a la gente que traen. Es como un gran feeling

¿Inteligencia emocional? 
Puede ser, pero a mí sí me impresiona la capacidad de comunicación que tiene Andrés Manuel. No comparto uno solo de sus argumentos, pero es bueno para articular las ideas; es un cuate listo, sin duda. 

¿Y también es bueno para articular las palabras? 
Nadie es perfecto. 

¿Qué te provoca que se te salte la vena de la frente? 
Lo peor que alguien me puede decir es «pendeja». Eso me molesta en lo más profundo del hígado porque le echo muchas ganas para hacer bien las cosas; le dedico mucho tiempo a mi trabajo y trato de hacerlo de la forma correcta. Soy perfeccionista. Soy una mujer buena, de corazón. Claro que tampoco soy una monja.